lunes, 27 de abril de 2015

La Edad de Oro: una breve historia del Ballet Azul, 1959-1969


Algo que ha caracterizado a los hinchas de la Universidad de Chile es la devoción al equipo: "en las buenas, en las malas y en las re-malas", dicen por ahí. A pesar de los 25 años sin ser campeón, del descenso a Segunda División y los cientos de problemas que tuvo que enfrentar el club, el amor incondicional de los hinchas de la Gloriosa jamás se vió disminuido. Ahora bien, lamentablemente, desde los últimos años, hemos visto un nuevo tipo de "hincha" exitista que vive de los partidos, que crítica a los jugadores en vez de apoyarlos y que exige, simplemente, un "triunfo" para consumir. Este nuevo aficionado, producto natural del fútbol-mercado, es un parásito que simplemente aparece en las buenas y jamás en las malas: de memoria corta y escaso conocimiento del club, este "hincha" piensa que la Universidad de Chile apareció el año 2011 con aquel invencible equipo de Jorge Sampaoli y que, antes de eso, prácticamente nuestra Historia han sido triunfos que debemos enrostrar a los equipos de segundo orden, como: UCebollitas, Pobreloa o los Panaderos.

Esta breve historia del Ballet Azul está dedicada a esos parásitos: la escribo porque nuestro club está cercano a cumplir 90 años, y en estas casi nueve décadas han pasado miles de momentos, altos y bajos, que vale la pena recordar. Por eso hoy día, le dejo a todo el pueblo azul, al equipo más grande que ha vestido nuestra camiseta y que ha defendido nuestra institución: gracias a estos jugadores, como Carlos Campos, Leonel Sánchez, Ernesto Álvarez, Manuel Astorga, Alberto Quintano, Rubén Marcos y un largo etcétera, liderados por el "Zorro" Álamos, que llenaron de gloria nuestros colores, la Universidad de Chile pasó de ser un simple proyecto, un idealismo, a ser uno de los equipos más grandes de nuestro país y, no sólo eso, a ser considerado en su época como uno de los conjuntos que mejor jugaba en Sudamérica. Es por esto que vale la pena hacer memoria: el Ballet Azul, según Eduardo Santa-Cruz, caracterizó a lo que él llama "la irrupción del chuncho", el momento en que nuestro club pasó a ser uno de los equipos "a vencer" en nuestro fútbol y, por sobre todo, ser el primer equipo que le quitó la "hegemonía" del balonpié criollo al yanacona. Esto buscamos ahora: describir la forma en que el Ballet Azul rompió la estructura futbolística a nivel nacional, porque, a nuestro parecer, aquí tenemos al "club visagra" de este deporte en Chile.

Hasta el año 1959, la "U" no pasaba de ser un equipo del "montón". Nuestro club, que accedió al profesionalismo en 1938, logró un rápido triunfo a nivel nacional ganando el campeonato de 1940, lo que hacía presagear una brillante carrera en Primera División. Lamentablemente, la década posterior a la primera estrella del León se caracterizó por las malas campañas: los máximos logros del club fueron el tercer lugar los años 1945, 46' y 47'; mientras que es mejor ni recordar otras campañas donde la Universidad de Chile peleó por no quedar último, como en los años 1941 y 43'. La década de los 50', en su primera mitad, no mejoraría la situación del club universitario: hasta 1954, la mejor campaña había sido la del 53' con un cuarto lugar, aunque eso fue mejor el décimo puesto obtenido el 50'. Ahora bien, estas paupérrimas campañas comenzaron a mejorar a partir de 1955: ese año se logra un segundo lugar, al siguiente aparecen los fantasmas después de obtener el 11° puesto, pero, en los siguientes años, las cosas fueron en ascenso con un segundo y tercer puesto en los años 1957 y 58' respectivamente.

Según Eduardo Santa-Cruz, es a partir de 1955 que comienza un fuerte trabajo dirigencial para convertir al club en una institución competitiva: "Producto de ese trabajo, en 1954 había aparecido Leonel Sánchez; el 56, Sergio Navarro; el 57, Carlos Campos, por citar algunos". Esto, sumado a los constantes éxitos que estaban logrando las inferiores de la "U", presagiaban un futuro bastante prometedor: esto se concretó en 1959, cuando, en la final del campeonato de ese año, la Universidad de Chile logró vencer al índio pícaro en el Estadio Nacional, logrando su segunda estrella. De aquí en adelante, durante los siguientes 10 años, las cifras son impresionantes para el León:

Extraído de http://www.chuncho.com
 Como vemos, las diferencias con las décadas anteriores son considerables: se obtiene el primer lugar los años 1959, 62', 64', 65', 67' y 69'; el segundo en 1961 y 63'; el tercero en 1960 y 68'; siendo el peor resultado, durante estos 10 años, el cuarto lugar de 1966. Sumado a esto, si vemos los porcentajes de rendimiento, los logros son evidentes: solamente en dos años se bajó del 70%, mientras que en dos se superó el 80%. El promedio de casi tres goles por partido del año 1962 o los 0,8 goles recibidos el año 64' son otros ejemplos de la capacidad goleadora de este equipo, pero, además, al que le hacían muy pocas anotaciones, evidenciando el equilibrio en todas sus líneas.

Estos números, para el año 1969, le daban a la Universidad de Chile otro estatus en el fútbol chileno: hasta el año 1959, se habían disputado 27 torneos nacionales, donde lideraba la tabla de monarcas el índio pícaro con siete títulos; le seguían Magallanes y Audax Italiano con cuatro cada uno; Everton, Unión Española y la UCebollitas con dos títulos cada uno; mientras que Green ross, Santiago Morning, Palestino, Santiago Wanderers y la Gloriosa tenían sólo un campeonato cada uno. Diez años después, la cosas habían cambiado considerablemente: el yanacona seguía liderando la tabla con nueve torneos, pero ahora asediado por otros clubes; Universidad de Chile pasaba al segundo lugar con siete coronas; Magallanes, Audax Italiano y Universidad Católica con cuatro campeonatos cada uno. Es así como durante esta época, con el ascenso de las universidades y el liderazgo del índio pícaro, nace el mito de los "tres grandes", ya que, posteriormente, serán las principales instituciones del fútbol nacional. Pero no es sólo esto lo que marcó al glorioso Ballet Azul: además de sus resultados, era el primer equipo que superaba, y con creces, al único elenco "a vencer" hasta ese momento.

Después de aquella final de 1959, el yanacona sufrirá las victorias del que era considerado uno de los mejores equipos del continente, lo que se ve reflejado en las cifras: de los 24 partidos jugados entre ambos clubes, la gloriosa Universidad de Chile obtuvo 14 victorias, seis empates y tan sólo cuatro derrotas frente al incoloro. La disputa contra este rival no fue solamente deportiva, sino que también se comenzó a disputar el favor de las masas, ya que, según Daniel Matamala, la Edad de Oro de nuestro club "es el primer gran impulso para convertir el equipo en una institución netamente popular. Gracias a los éxitos, los azules recogen una gran masa de hinchas, que les serán fieles en la 'travesía del desierto' que emprenderán luego: 25 años sin ser campeones". De esta forma, lo que comenzó en 1959 y se acentuó en la década de los 60', se materializó en los años 70': a pesar de que el Bulla no lograba títulos en la cancha, sí lograba alcanzar mayor cantidad de hinchas, que, a pesar de los malos resultados, convirtieron a la Universidad de Chile en el segundo equipo más popular y daban pie a un nuevo "Super clásico" en el fútbol criollo: Magallanes ya no era rival en la cancha y en las gradas para el índio pícaro, el único que podía hacerle frente era el León.

Es así como el Ballet Azul no sólo destrona al incoloro, no sólo le quita la "hegemonía" del fútbol chileno, sino que, además, le disputa hincha por hincha la superioridad en las gradas, modificando la estructura que tenía hasta entonces el balonpié nacional, tanto con el número de títulos como en el apoyo popular. Ahora bien, ¿cuál es la deuda pendiente que nos dejó este tremendo equipo? Una sola: el ámbito internacional. Tomando como referencia la Copa Libertadores de América, los números de la Universidad de Chile durante esta década fueron negros: en el año 1960 se perdieron los cuatro partidos disputados; los años 1963, 65', 66' y 68' se ganó solamente un partido por torneo, logrando campañas nefastas en la década donde sólo resalta la campaña de 1966, ya que el León obtuvo un pobre 41, 67% de rendimiento en el torneo continental, su más relevante presentación internacional. Definitivamente, el mejor resultado obtenido por el glorioso Ballet Azul se dio en el año 1970, donde se logró llegar a las semi-finales de la Copa Libertadores siendo derrotados por Peñarol: de los 16 partidos disputados en ese torneo, se ganaron ocho encuentros, se empataron cuatro y se perdieron, también, cuatro; lográndose un 62,50% de rendimiento.

¿Qué cambió el Ballet Azul? ¿Qué cambió en el fútbol chileno después de estos 10 años de "hegemonía" universitaria? Cambió todo: en primer lugar, el índio pícaro es destronado por una década a nivel local, siendo asediado por otros clubes donde, evidentemente, el que más resaltó fue la Universidad de Chile. En segundo lugar, el León pasa de ser un equipo del "montón" a uno de los "grandes" a nivel nacional. Este punto, determina un tercer cambio: de ahora en adelante, la disputa por la popularidad y logros en nuestro país, pasa a ser entre el incoloro y la Gloriosa, dejando el antiguo super-clásico chileno en el olvido y, de la mano con esto, también el clásico universitario. De esta forma, la estructura del fútbol criollo cambia, también los partidos más relevantes, unos avanzan y otros quedan atrás, produciéndose, como dijimos en un principio, lo que Eduardo Santa-Cruz llama la "irrupción del chuncho", que, a pesar de los fracasos ocurridos en la década de los 70' y 80', se mantendrá en las graderías hasta el día de hoy. En base a esto, se hacía más que necesario refrescar un poco la memoria: para los exitistas, que se volvieron locos con lo del 2011 y ahora reclaman, les digo que hubo una generación que vivió de la Gloria por una década, y que, ante la adversidad absoluta de 25 años, se hizo aún más fiel.

PD: si hay algún error en el texto, por favor, háganmelo saber: recuerden que la Historia del León la hacemos entre todxs!